Hice la crítica de tres discos que me parecen absolutamente recomendables.
ESTELARES-SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
¿Alguien puede imaginarse Mano Negra sin Manu Chao? ¿Los Rodríguez sin Calamaro? Bien: es imposible pensar en Estelares sin hacer referencia a Manuel Moretti, cantante y compositor. De hecho, sin Moretti, probablemente Estelares no existiría. No porque a los músicos les falte capacidad interpretativa sino porque la lógica del grupo se constituye a partir de las ideas y letras de su cantante. En tal sentido, hace pocos meses uno de sus integrantes declaraba “Estelares es un círculo, cuyo centro son las canciones de Manuel”. Más claro imposible.
El sonido se ha refinado con el tiempo (ayudado probablemente por la reincidencia en la producción de Juanchi Baleirón) y en este cuarto disco quizás no entreguen necesariamente las mejores canciones pero seguro que entregan las más logradas, las más redonditas. Todo un acierto para una banda militante de la canción pop (en términos de melodía, armonía y arreglos).
No es muy frecuente pero 11 de los 14 tracks de Sistema Nervioso Central son hits potenciales. Actualmente ya rota por las radios Aire (“aunque no te haya hecho bien, a mi manera te amé”) y prepárense porque en cualquier momento aparecen Ella dijo o Un día perfecto o 200 monos o… y podría seguir la lista.
El universo de Moretti está definitivamente surcado por historias de amor. Los amores intensos, traumáticos y fugaces componen gran parte de sus versos. Quizás las más sentidas se refiera a sus “novias mal perdidas”, a las rupturas. “Mil temblores, un amor, también te di un puercoespín” grita en Las vías del tren o “el viento empuja las nubes en otra dirección, riega por fin los jardines que secó el amor” en Jardines secos. Incluso la aparición de groupies es vivida aquí de manera intensa (escuchen Un show). Casi como una declaración de principios afirman por allí que “el amor nos vuelve felices” o “si es amor, es normal perderse”.
Como no sólo de amor vive el hombre, Moretti se destaca también por la precisión que tiene para describir situaciones cotidianas. Presten especial atención a la descripción de las sierras cordobesas que hace en Eléctricos duendes, que bien vale como ejemplo. O Qué será?, otro buen ejemplo.
Aparentemente Estelares sacó pasaporte para jugar en las grandes ligas del rock argentino. No es mérito exclusivo de Sistema Nervioso Central, porque disco a disco fueron entregando una serie de grandes canciones. Pero sus anteriores producciones no entregaban canciones tan redondas, tan listas para el gran público.
Por momentos coquetean con el hardcore, se acercan al rock latino, se animan a la cumbia semi-electrónica y al dub. Buen juego de voces y producción pulida que evita que caigan en el puro ruido, un riesgo latente para semejante mezcolanza. Los vientos aportan sólo lo justo y necesario. Samplers entran y salen en dosis correctas, sin abusar del recurso.
Algunos periodistas especializados suelen sugerir que la dificultad para definir el estilo de una banda es un punto a favor porque marca la originalidad de la propuesta. Creo que éste es uno de esos casos. Con un ex integrante de Árbol en sus filas (aquel que Santaolalla vetó para producirlos), suenan cercanos a los muchachos de Haedo pero sus letras no son comprensibles para niños/as sub 12. Nada de rock infantil ni humor ingenuo, entonces.
Lamentablemente el tercer disco de Nuca sólo dura 33 minutos. Una muestra de contundencia y buenas ideas pero dejan con ganas de más. Habría que ver si una duración mayor no los acercara a la repetición o el aburrimiento. Por el momento sorprenden y las demás son puras especulaciones.
Una muy grata sorpresa. Sugiero realizarle marca personal y seguirlos de cerca porque prometen.
Con cuatro discos de estudio y uno en vivo, El Soldado parece por fin haberse sacado de encima la mochila ricotera. El hecho de haber sido plomo de los Redondos, junto a la participación del Indio Solari en un puñado de canciones como voz invitada, le sirvió a este solista para presentarse en sociedad. Sin embargo, esta asociación beneficiosa en sus inicios, con el tiempo se volvió contraproducente porque cada novedad del songwritter atraía la atención de público y de medios para ver si aparecía nuevamente Solari y no necesariamente por mérito del propio Soldado.
En Visiones de un rompecabezas, durante apenas 40 minutos, vuelve a sus viejas obsesiones de perdedores, fugitivos y almas solitarias que carecen desde el vamos de la heroicidad de Luzbelito o de Barbazul. Por el contrario, da la sensación que los personajes soldadescos vivieran en una especie de road movie eterna. Sus canciones son atemporales, historias suburbanas y de carretera, donde la suerte es esquiva y escasa. Dos ejemplos. Uno: “Fiel a la historia de nunca llorar, salivaba sus heridas. Pero esta que dio en su corazón, esta sí le dolía”. Dos: “cuando la noche te encuentra solo y triste crees que nada, nada cambiará”
En lo estrictamente sonoro, la nueva producción discográfica deja atrás también el paso en falso que representó De cardo y clavel (su placa de estudio anterior) en donde la guitarra estaba excesivamente distorsionada, demasiado fuerte y le otorgaba un pulso extremadamente ruidoso. Vuelve aquí a su faceta más adecuada de guitarra acústica sobria, acompañada de bajo y batería. Casi nada de distorsión y mucho menos orquestaciones o instrumentos extraños.
Seguramente Visiones de un Rompecabezas no es el punto más alto de la obra del Soldado pero es un saludable regreso a las fuentes, a las historias de pequeños triunfos y fracasos minimalistas sin tiempo preciso.